Cuando el arribo se da a las 7 de la mañana todo el día queda por delante, sí, pero el cansancio apremia. Es difícil dormir bien en un colectivo. Así que reduces un poco el ritmo y te concentras en resolver cuestiones de intendencia, al tiempo que paseas distraídamente. En el hostal Ajíverde entablo conversación con Edgardo. Al explicar mi procedencia me dice que en septiembre tuvieron a otro canario, más conocido por su alias artístico que por su nombre verdadero. ¡Resultó ser el deskiziado! Aprovecho para mandarle saludos a José María Ravina, donde quiera que esté a lomos de su moto. Se nota que ha dejado huella entre esta gente. No sólo Edgardo, también Micaela y Natalia me hablan de él.
El Mercado está cerca del hostal (con sus tiendas y restaurantes). De hecho, se ve desde la terraza. Me acerco. Desde que me acostumbré a pasarme la maquinilla por la cabeza, en cuanto me crece un poco el pelo me siento incómodo. Obviamente, para evitar peso no he cargado con ella. Me toca acudir a una peluquería. Son todas unisex, pero el ambiente me intimida. Me da la impresión de que las vecinas van a empezar a tomarme como tema de conversación, mientras esperan que los rulos hagan su efecto. Paso de largo por varias. Sin embargo, esta es la mía. A un tío como yo le están haciendo lo que necesito. Tras la obligada conversación sobre los lugares que he visitado y lo que hago en La Serena, salgo con un cráneo armonizado y un nuevo mote. No sé de donde viene. Quizá de la orquesta cubana. Me lo han puesto imitando al que solía llevar el futbolista Zamorano. La conexión es que ambos nos llamamos Iván. He prometido recomendar el negocio a todo gringo de paso. Peluquería Patty, Cienfuegos 370, local 247, edificio La Recova. Digan que van de mi parte. El vanvan de España.
El hostal es más tranquilo que otros en los que he estado. Como si fuera una etapa de descanso para sus no muy numerosos huéspedes. Cierto es que en la zona hay atracciones que conviene conocer. Por ejemplo, el Valle de Elqui (con sus paisajes frondosos) o Mamalluca (para observar las estrellas). Lamentablemente, no tengo tiempo. Al principio de este viaje pensé en recorrer sólo Argentina y Chile. Como he ido extendiendo los límites me toca acelerar el paso.
La Serena y Coquimbo son dos poblaciones casi unidas, aunque independientes en el plano institucional. La primera, algo más formal; la segunda, más portuaria, donde me encontraré con Natalia, que hoy no trabaja. Me llevará a comer mariscal. Al principio estoy un poco reticente, ya que el marisco se come crudo en Chile. Aliñado con limón y diversas especias. Natalia demuestra tanta seguridad en la materia que me contagia su entusiasmo. Son sabores fuertes, pero me gusta la experiencia.
Después del almuerzo, Natalia, su amiga (no consigo acordarme de su nombre) y yo nos montamos en el coche accidentado de Natalia. Me toca ponerme al volante. Vamos de un lado a otro haciendo recados. Finalmente, en el Cerro que contempla toda la villa, nos detenemos junto a un riachuelo. Por fin, Natalia se decide a cantar. Torrente de voz. Se está haciendo tarde. Me lo estoy pasando muy bien. Quedamos con otro amigo para cenar chorrillana. Nos veremos después. Son las 10 de la noche. Sin embargo, decido marcharme hacia el sur. Hay pasaje para el último transporte, hay alojamiento también en la siguiente escala. Me podría quedar indefinidamente en La Serena. Temo que si no me marcho ya igual habré terminado mi viaje.
huuuu.. que buena onda el paseito que nos pegamos ... aunque me siento en deuda ... me faltaron muchos lugaraes para mostrar te , conocisto lo mejor la esencia coquimbana!!!!! n
ResponderEliminarsaludos y mucha suerte .. ya nos vermos.
PD:Y que lo pase FILETEEEEEEEEEE!!!!!
by Nativa.