Mis descripciones me retratan más de lo que suponía. Busco claves para entender lo que pasa a mi alrededor. Ya que estoy fuera de contexto, empleo la parte racional de mi percepción como instrumento al que agarrarme en una situación de inseguridad. O sea, cada vez que llego a un sitio nuevo. Pero lo que llama mi atención, en lo que me fijo, no obedece a esa lógica. Después de 21 horas en ómnibus, Salta, capital de provincia en el noroeste argentino, de 500.000 habitantes, me parece una ciudad ocupada por perros dormidos. Uno en cada esquina.
Decidí no permanecer en Mendoza y no pararme en la provincia de San Juan, donde hay desiertos que evocan la luna. Hubiera necesitado estar más días de los que pretendía y, además, contratar una o varias excursiones, puesto que sin coche es complicado moverse en un territorio bastante extenso. También, porque había conocido a Goyo, madrileño y viajero por un mes. Pensé que si aceleraba mi marcha al siguiente destino, donde él ya estaría, tendría alquien con quien compartir. Le llevaba 20 pesos que le habían dejado a deber en el hostel mendocino. Ocurrió que, como la vez anterior, compartimos habitación, pero nuestros diferentes ritmos le hicieron continuar con urgencia. Tampoco es que nos hubiéramos hecho amigos.
Me llevan a los Valles Calchaquíes y reparo en los nombres que los antiguos pusieron a estos parajes. Calchaquí: lugar donde se sepultan las penas. Saghta (la actual Salta): valle fértil. Cafayate: cajón de agua. Variaciones bruscas de paisaje en la misma ruta. Trato de imaginar cómo sería entrar en un territorio desconocido y bautizarlo. El peso de las expectativas o de las fatigas sufridas hasta ese momento. Nómadas que buscan asentarse.
En el Backpackers City de Salta conozco a Montse, catalana y artista, que ha acudido a Argentina a tomar distancia de Barcelona. Es la primera vez que está en un hostel y me parece que no responde al tipo de habituales en estos alojamientos. Vamos a cenar fuera del ambiente internacional que nos rodea. Probamos la carne de llama (cocinada en vino), que a los dos nos parece como la ternera con un ligero toque de cordero. Bebemos vino blanco de la variedad Torrontés, producido en Cafayate.
Me ayudo de la guía para centrarme. Acudo al elogiado Museo de Arqueología de Alta Montaña. Momias rescatadas y exhibidas con disculpa. La presencia de la cordillera andina y del imperio Inca. Una civilización que tejió una red de caminos conocidos como Qhapaq Ñan, desde el sur de Colombia hasta Mendoza. 25.000 kilómetros registrados, que pudieron ser 40.000 cuando llegaron los españoles. Lugares sagrados a los que peregrinaban. Cimas y volcanes reverenciados. Los más altos. Los más alejados. Niños que se entregan en vida para llevarse bien con los dioses. Me pregunto si todo viaje debe tener su sacrificio.
Lugares sagrados,valles,gargantas,volcanes.
ResponderEliminarLa Naturaleza es, como poco, sensual.
Me parece seductoramente Divina (cursi,no?).
Y tus pensamientos:trágicos,hermosos,reales.
Mariajo