viernes, 13 de noviembre de 2009

Tipo 3



Por recomendación de Municio y de Máximo voy a abordarme. A intentar explicar mis vivencias desde un plano personal, sentido. No me resulta fácil, obviamente. Una peripecia de estas características es muy intensa, pues, en realidad, vives muchas emociones contradictorias, pero todas pasan, sin detenerse apenas, porque el ritmo del viaje te hace fijar la atención en un nuevo suceso. Además, está la fuerza atrayente de mirar siempre al próximo destino. Llegas a un lugar, buscas alojamiento si no lo has hecho antes, te sitúas, contactas con algún viajero como tú, puede que compartiendo alguna visita y te vas. O son ellos los que se van. Después de más de 20 días en ruta dudo que pueda ser de otra manera. Honestamente, tampoco sé si me gustaría que fuera de otra manera.
Últimamente, me está dando por compararme con otros mochileros con los que voy coincidiendo. He llegado a la conclusión de que los hay de tres tipos: El tipo 1 estaría representado por los anglosajones (británicos, sobre todo). Viajan por períodos medios o largos (6 meses ó 1 año) y normalmente acompañados. Buscan, sobre todo, la fiesta. En todas sus vertientes (alcohólica, sexual, deportiva). Son los reyes de los Hostels, porque, al menos en Sudámerica, al no hablar la lengua, participan en todas las actividades que éstos organizan. En este segmento hostelero son muy bienvenidos. No suelen estar muy interesados en las costumbres locales, ni en tratar con lugareños. He conocido a varios y, como en Montevideo, he salido con ellos. Esta experiencia les supone un paréntesis antes de sentar la cabeza o retornar a una cotidianeidad convencional. Lo que les hace decidir sus destinos es la posibilidad de sentir una euforia física. Media de edad: veintipico.
El tipo 2 viene representado por caracteres más centrados. Con una edad superior al perfil anterior, en muchas ocasiones viajando solos. Su propósito está estudiado. Les gusta, no sé, el tango, la montaña, o aprender la lengua, y están aquí para completar una vivencia iniciada tiempo atrás y a muchos kilómetros de distancia. Se trataría de cumplir un objetivo. No se sociabilizan mucho contigo, a menos que tengas esa afición en común y lo manifiestes desde tu aspecto.
Creo que pertenezco al tipo 3. En cierta manera es una mezcla de los dos anteriores, pero con una diferencia sustancial. Al intentar combinar la fiesta con la voluntad de conocer los lugares y sus personas, tienes el pie cambiado más de una vez. Para empezar, el tiempo del que dispones cuenta. No puedes quedarte un día entero, como hacen los del tipo 1, sin salir del hostel. Además, como no has diseñado detalladamente tu programa, como los del tipo 2, tomas tus decisiones sin una base clara. Por mucho que lo pienses, haces finalmente lo que se te pone a tiro, más allá de lo que habías previsto. Por este motivo, es imposible que en tu agenda quepa todo lo que te interesa; o sea: terminas yendo a lo fácil. Me ha costado aceptar esta realidad, pero no va a dejarse frustrar uno en una aventura tan elegida como ésta.
Antes de llegar a Sudamérica no había decidido donde dormir. Por una cuestión económica y de comodidad. Me planteaba si me convenía gastarme más, pudiendo afrontar el gasto durante 2 meses seguidos, para no tener que compartir, por ejemplo, habitación; o, por el contrario, guardar el dinero para otros fines. Ahora, voy de hostel en hostel, aunque la cuestión del precio (de lo más barato) no sea el motivo principal. Me aprovecho de la infraestructura de una asociación llamada Hostelling International. Me he hecho hasta socio. De esta forma, me ahorro perder una mañana o una tarde a la llegada a cada sitio. El camino fácil. Claro que, es un poco como estar en la burbuja de los-mochileros-del-mundo-uníos, dominada por el tipo 1.
El caso es que el dinero que no gasto en alojamiento y pudiera consumir, sin ir más lejos, en gastronomía, tampoco tiene un empleo fácil. Cuando no es por falta de hambre o por el calor, no consigues dar con un buen restaurante. Si das con él, pero no tienes compañía, controlas un poco la celebración, ya que no te vas beber una botella entera de vino. Al final, hasta para esto necesitas un mínimo de planificación. Los del tipo 1 y los del tipo 2 están organizados, tú no.
En definitiva, lo que te demandas a ti mismo es un cambio constante. Te concentras en lo que tiene de distinto cada situación, y esperas a ver donde te lleva. Las conversaciones circunstanciales con la gente local suelen ser muy satisfactorias, porque estimulan mi curiosidad. Sobre su modo de vida y su perspectiva de las cosas. Al menos a mí, me hacen vivir la ilusión de que pertenezco a ese contexto, aunque sólo sea por unas horas. Mi personaje lo agradece.
Sirva como aclaración que algunos festines culinarios me he dado, sólo y con mis compañeros del camino. Y también que entre los mochileros he compartido más de una vivencia enriquecedora. Lo dejaremos, no obstante, para futuras entradas.

[En el primer término de la foto un tipo 2 concentrado en su portátil, detrás el tipo 1 en la Playstation]

2 comentarios:

  1. Hola Iván, soy tu compañero del colectivo familiar entre tus 4 años y tus actuales taitantos. Tus coleguitas Municio y Máximo quieren tratarlo de forma intelectual, pero se ven claramente sus intenciones. Quieren que les cuentes de una vez si has movido tu litera acompañado. Sabes que dando esa información te quedas sin audiencia, no?
    Confío que a tu vuelta sea la primera persona que veas, y te tumbes en mi diván.
    Lo de "negro" no acabo de verlo, quizás "pendejúo"...
    Sigue con tu psicoanálisis y busca nuevas tipologías de compañeros de viaje, que los hay. Un beso bro.

    ResponderEliminar
  2. A proposito del TIPO 1. Mi buen camarada ciudadano. Usted bien sabe que lo que dice del tipo 1 no es completamente correcto. Su experiencia en la perfifa Albion le mostro que la mayaria de ellos a su retorno a la madre patria no pueden dejar los vicios adquiridos... Planteate dar un tipo solo para los anglosajones, que esos tienen tela.

    Besos de Mujergato

    ResponderEliminar