Llego a Porto Alegre a las 7, después de 11 horas de ómnibus desde Montevideo. Pese a la duración, fue un trayecto cómodo. Compré un billete de sillón-cama, que reclina casi completamente el respaldo. Me ofrecieron una cena caliente (pollo con zanahorias y arroz) y una fría (sandwiches). Desayuno también me dieron, aunque, más frugal, contaba con la cena fría no consumida. En la parte baja, de 9 posibles, sólo 2 pasajeros y yo. En la parte alta, los billetes de precio menor. Entablo conversación con Sebastián, financiero uruguayo, natural de Pando, provincia de Canelones, fundada por canarios. Sus amigos se olvidaron de comprarle el billete de avión y tiene que viajar así. No va a Porto Alegre; su destino es la sierra, donde hará rafting aprovechando el puente de los difuntos. Ha recorrido extensamente Sudamérica y se queda con Cali y Medellín (Colombia), por las mujeres, y Brasil, por las playas. Tiene sugerencias para cualquier parte y últimamente ha descubierto Cuba. "Vete ya, antes de que se muera Fidel", me recomienda.
La oficina de Informaciones Turísticas no abre hasta las 9. Tengo que esperar. Veo a un par de mochileros (chico y chica) que me suenan del ómnibus. Me acerco a ellos. Son de California. De un pueblo conocido por su estación de esquí. Tampoco Porto Alegre es su destino. Harán trasbordo para Florianópolis, en busca de playa. Son las 9. En la oficina turística resuelven varias de mis consultas y me dan algunos teléfonos donde alejarme, pero la gestión la tengo que hacer yo. Llamo al primero, el más barato. No nos entendemos en portuñol, me cuelgan. Intento en el segundo. Nos entendemos, aunque inglés no habla mi interlocutor, "sólo soy un estudiante", aclara. Pese a ser un hotel en el centro, la diferencia no es tanta (70 reales, menos de 30 euros, la noche).
Me dirijo allí en el metro. Una parada. Los lugares comunes me vienen a la mente, tan pronto miro alrededor. Futebol. Muchas personas vestidas con camisetas. Mujeres también. Azules rayadas del Gremio, rojas del Internacional, los dos equipos principales de la tierra. Una valla publicitaria ofrece los servicios de la "Casa africana do reixo dos orixas de Maria Santos", quien "resuelve todo tipo de problemas, algunos ya mismo". Desde "casamento urgente o negocios embaraçados [complicados]", hasta "deshacer brujerías hechas en cementerios".
Listado de sitios que visitar en Porto Alegre. El Mercado Municipal, concurrido por ser sábado, con una planta superior, en la que atienden varios restaurantes. El japonés parece el más popular. El Festival de las Flores, en una carpa cercana al mercado, evento temporal. Igual que la Feria del Libro. También me señalan en el mapa la Rua da Praia Shopping, la Casa de Cultura Mario Quintana y la Usina do Gasómetro. Todo en la calle Dos Andradas. La sigo porque me lleva al lago. He venido a Porto Alegre por la curiosidad de haber sido sede del Foro Social Mundial. No es un destino turístico.
Frente a la Usina do Gasómetro, la antigua central energética, reconvertida recientemente en centro de arte (exposiciones de videocreación, a la par que de futbolistas locales de la selección brasilera), parten varios barcos. No van al Lago Guaíba, sino al Delta do Rio Jacuí. Para mí que es lo mismo. Agua antes mis ojos. En el barco encuentro familias con niños y parejitas de adolescentes achuchándose.
Navegar resulta ser una afición masiva. Empiezan a sucederse las lanchas rápidas, algunas tirando de alguien haciendo esquí. En la zona del Delta observo muchas casas de postín. Terreras, con amplios jardines y muelle privado. Supongo que los dueños de esas viviendas son los que se divierten dando vueltas con sus fuerabordas. Nos saludan. La panorámica sobre Porto Alegre es espectacular. Un esquiador cae al agua con estrépito. Las parejitas de adolescentes lo celebran con sorna. Paseo del sábado por la tarde.
Joder fratello, cuanta flora y fauna en tan corto espacio de tiempo. Aquí todo trascurre con insipida normalidad, y tu (como esperaba) estas ganando años a tu reloj biológico. Te seguimos con fervor cuando la conexión lo permite. Sigue escribiendo tu versión "my way", que está dando para mucho. Un beso y que el ritmo no pare...
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